domingo, 23 de marzo de 2014

Viajar. Volar. Cambiar.-

Viajar es ser libres.
Viajar es seguir a tus pies cuando no sabes cual es el camino, es dejarte guiar por esa necesidad de avanzar. Es caminar hacia adelante sin saber lo que hay más allá, sin poder ver el horizonte, sin esperar nada. Viajar es querer saber lo que hay al final del camino, pero es también desviarnos del mismo cuando la curiosidad nos llama. Viajar no es tener un camino fijo ni marcado, es dejarse ser y dejarse llevar; es improvisar caminos, es explorar esa tierra que nunca antes ha sido pisada.
Viajar es olvidar el tiempo, es vivir la vida tranquilos y en el momento. Olvidar las prisas, dejar de correr y vivir de la manera más plena posible. Viajar es dejarte sorprender, es no saber donde vas a estar mañana, es no preocuparte por lo que viene, es dejarte ser. Las sorpresas nos esperan en cada esquina del camino, y probablemente todo lo que vivamos tenga ese tinte de "nunca en mi vida imaginé que iba a hacer algo así".
Viajar es cambiar nuestros planes constantemente, es dejarnos contagiar, es dejarnos entusiasmar. Viajar es cambiar la perspectiva para ver las cosas de una forma distinta. Viajar es ser. Viajar es ser parte, es pertenecer. Es conocer gente nueva a cada paso y que nuestra vida se llene de marcas. Marcas que cada viajero y cada personas que conocemos en el camino va dejando en nosotros.
Viajar es perdernos sin tener la intención de encontrarnos.
Viajar es ser simple, es ser feliz. Viajar es perdernos físicamente y encontrarnos en espíritu.
Viajar es sentir la naturaleza palpitando a nuestro al rededor, es respirar el verde profundo de la naturaleza, es mirar al cielo más seguido. Viajar es ver el mundo con otros ojos, es aprender a prestar más atención a todo aquello que nos rodea.
Viajar es vivir mutando constantemente, es aprender a adaptarnos a todas las situaciones que se nos presentan; es adaptar nuestro cuerpo y nuestra mente a las cosas que nos van llegando.
Viajar es ser un poco más nosotros mismos, ser más espontáneos y más libres. Es preocuparnos menos y vivir más. Viajar es conocer gente a cada paso, es generar anécdotas, es encariñarnos y dejar ir, sabiendo que quizá algún día los caminos vuelvan a cruzarse.
Viajar es amar. Es un amor intenso. Viajar es ser.

Ser en el viento que corre sobre nosotros y nos despeina, ser en la inmensidad del mundo.
Viajar es conocer, conocer el mundo, conocer gente, conocernos a nosotros mismos.-




Hoy estamos preparándonos para dejar el hogar que nos alojó durante tres semanas. Tres semanas que pasaron volando, que se fueron bajo nuestros pies sin que casi pudiéramos verlas, y de cierto modo es inevitable ponerse a pensar. Pensar en la gente que conocimos, en los recuerdos que nos llevamos.
Y no puedo dejar de pensar en como cambian las cosas... tres semanas atrás llegaba a una casa que bien podría haber sido la casa del horror, un lugar del cuál quise salir corriendo... y hoy no me quiero ir. 
Viajar esta lleno de "dejar ir" por todas partes. Es dejar ir de cierto modo a nuestros afectos el día que partimos rumbo a la aventura, es dejar ir nuestra zona de confort y todo lo que creemos que somos, y es dejar en cada paso del camino un poquito de nosotros. Creo que en cada lugar al que vamos dejamos un poco de lo que somos, e intentamos dejar lo mejor. Pero así como dejamos un poquito, nos llevamos mucho más, porque por cada persona que conocemos nos llevamos también un poquito de ellos, cada persona nos deja un algo, una enseñanza, un recuerdo, una caricia, una memoria.
En esta casa aprendí a ser más tolerante con la gente, aprendí en primer lugar que las primeras impresiones no siempre son las más correctas. Aprendí que todo el mundo merece una oportunidad de dejarse conocer, y que en cada persona que conozcamos vamos a lograr descubrir algo sorprendente. Es quizá tan solo cuestión de dejarnos sorprender.

Tengo que admitir que me sorprende que 16 personas conviviendo en una casa puedan llegar a tener una relación tan buena como la que logramos nosotros, porque a pesar de las broncas de las mañanas o las noches cuando la cocina se volvía un desastre o cuando la casa se volvía una conventillo, en esta casa encontré gente con buena voluntad ante todo. Gente siempre dispuesta a darte una mano cuando necesitaras cualquier cosa, desde un pedazo de chocolate para saciar las ganas de algo dulce, o pan rallado para rescatar las albóndigas, hasta un aventón de emergencia hasta el super, un viaje en auto hasta el laburo cuando estuvimos demasiado cansados, y un millón de cosas más que no terminaría nunca de enumerar. No me cansé de escuchar frases como "yo te presto", "pero me hubieras dicho boluda y yo te llevaba", "no seas pelotuda, si necesitas algo pedilo" y un millón de derivados, jaja.
Y me alegra enormemente haberme encontrado con tanta gente maravillosa, y espero que este comienzo del viaje me haya demostrado lo que voy a seguir encontrando, y poder seguir disfrutando de esta calidad de personas en el resto de esta aventura.
No tengo más que sentimientos de agradecimiento a toda la gente que conocí en Hastings, y un deseo desde el fondo de mi corazón de que sus viajes y sus vidas sean tan espectaculares como esperan que sean. 

Es raro pensarlo, saber que hay gente a la que vamos "dejando ir" y probablemente nunca volvamos a ver en la vida. Puede que nuestros caminos se crucen, como puede que no, y quizá por eso mismo sea tan importante que esta gente deje una marca dentro nuestro. Con cada paso, con cada persona, algo en nosotros va mutando, vamos cambiando. Vamos tomando un poquito de cada uno y volviéndolo parte de nosotros. Y ese creo yo, es el proceso de crecimiento que nos provee viajar; el adquirir algo nuevo a cada paso, el volverlo propio.




Parte informativo: Probablemente mañana o pasado a más tardar partimos para el norte, en busca de lo que todo aquel con quien hablamos sobre nuestro viaje nos preguntó... en busca de los kiwis! Si si, arranca la temporada y nos vamos a juntar kiwis!!
Sin destinto definido al 100%, veremos a donde nos lleva el viento... y la van de los chicos! Después de muchas idas y vueltas y de no saber como íbamos a encarar para el norte, Jesús y Nico (los salteños que viven con nosotros) nos ofrecieron viajar con ellos ya que tienen lugar de sobra en su van (que es para 8 personas), así que allá vamos, a viajar cómodos y a disfrutar de los paisajes y la buena compañía rumbo a nuestro próximo destino :D ¡A volar con el viento!


[Fotos cortesía de Jesica Bavcar :D]

jueves, 20 de marzo de 2014

Vivir en Hastings

Llegado el momento de abandonar Napier, Marto (un amigo que ya estaba viviendo allá) vino a buscarnos para llevarnos a la tierra prometida... Hastings. Un lugar del que se que voy a llevarme un millón de anécdotas y recuerdos, paisajes grabados en la mente, gente grabada en el corazón. Un lugar que me enseñó a ser más tolerante, que me enseñó las primeras impresiones no siempre son las mejores ni las más acertadas.

Otra vez empezando con el pie izquierdo...

Llegamos a nuestro nuevo "hogar" un miércoles a la tarde-noche y si tengo que ser fiel a la verdad, en cuanto fuimos a la cocina y quisimos cocinar, sentí que me estaba metiendo en la casa de "Una serie de eventos desafortunados" en la escena donde los chicos terminan cocinando unos fideos que se encontraron en el fondo de un cajón, usando un mosquitero como colador y una escupidera como olla! Con Jess empezamos a abrir todos los cajones y puertas de las alacenas y solo había paquetes de comida empezada, ni un cubierto, ni un plato, ni un vaso, nadaa!! Sumemos a esto que los cajones en el fondo tienen una especie de afiche floreado, como los que recuerdo de mi infancia, y dentro de los cajones no es que no había nada.. había mugre! Pedazos de cáscara de cebolla, pelusas, tierra y anda a saber que!
Un poco frustradas terminamos comiendo como pudimos, consiguiendo platos del escurridos y lavando como se pudo los platos usados en una pileta que no solo estaba llena de cosas, sino que estaba llena de pedazos de comida, y estaba llena hasta el borde con agua porque estaba tapada y el agua no se iba!

Plus a todo esto, con Jess nos tocó quedarnos en una habitación que es una subhabitación adentro de la habitación de tres amigos nuestros, una especie de cuartucho donde al llegar, nos encontramos un lugar sin muebles, solo con una media y un mini fernet en el piso. Por suerte después de ponerle una cama, un colchón en el piso y al menos los bolsos y cosas tiradas por todas partes, se siente como un espacio propio.
Si hay algo que no puedo negar, es que la sensación de tener al fin un lugar propio, y al menos un cajoncito donde meter la ropa y sacarla del bolso, se siente maravilloso. La sensación de saber que al menos llegaste a algún lugar, que ya no vas a estar a la deriva, es de cierta forma reconfortante.
El ingreso a nuestro cuarto...

Siguiendo con mi fidelidad a la realidad, debo decir que gracias a Dios, a la luz de la mañana el lugar no se veía tan mal. Los primeros días fueron complicados, renegando contra el desorden todo el tiempo y no acostumbrándonos al hecho de compartir una casa tan chica -y especialmente una cocina tan reducida- con otras 15 personas más, pero el tiempo es como el agua de un río, y con la corriente las basuras se van yendo, las cosas de a poco van cambiando, y aprendimos a flotar en medio de este río de aguas correntosas, con altos y bajos, con saltos y caídas.

Buscando la belleza

Lo primero que hicimos fue buscar lindos lugares donde poder refugiarnos, y es así que conocimos el Frimley Park, a tan solo dos cuadras de nuestra casa. Un parque enorme lleno de verde, con pequeños mini parquecitos aislados y bien delimitados. Es un lugar hermoso y a decir verdad un poco flashero. Cuando entramos, pasamos por un parquecito con juegos para chicos, y después de caminar un poco llegamos a un "cuadrado profundo sin sentido alguno" como nos gusta llamarlo con Jess, jaja. Es un cuadrado perfecto de pasto más bajo que el resto del terreno al que se ingresa por cuatro escaleritas a los lados. Justo en el medio hay una tarima con un reloj solar, y todos los bordes están decorados con flores y plantas. Creo que no hay forma de describirlo correctamente, y no encontramos tampoco un ángulo con el cuál sacarle una buena foto, jaja.
Siguiendo con el recorrido entrás en un pasillo delimitado por unos arbustos cuadrados como si fueran paredes de laberinto, y juró que la primera vez que me acerqué sentí que me estaba metiendo en Alicia en el país de las Maravillas! Es todo un pasillo lleno de unas flores hermosas, un pasto super esponjoso donde es un placer caminar descalzo, y banquitos para sentarte a un costado y simplemente disfrutar de la naturaleza!


Siguiendo el recorrido nos encontramos con un parque de rosas, un lugar espectacular donde hay un gazebo grande en el centro, y varios círculos concéntricos al rededor llenos de rosas. A un lado del semicírculo sigue el parque, mientras que la otra mitad está rodeada de casas super lindas con parques abiertos que terminan en el jardín de rosas! Además de la belleza del lugar, me encontré con una belleza de persona. 
En mi paseo por el parque de rosas (donde dejé a Jess atrás porque me aburrí de que tardara tanto en sacarle fotos a las flores y mariposas) me encontré con una señora mayor que estaba arreglando un grupo de rosas, cortando las ramas secas y juntándolas en un balde. Por algún motivo sentí curiosidad y la necesidad de acercarme, por lo que pasé por al lado de la señora, la cuál me saludó amablemente. Nos pusimos a charlar y me contó sobre el fundador del parque, sobre el porque de las flores y sobre el orígen de las rosas en el mundo. Estuvimos charlando un buen rato hasta que llegó Jess, y otro poco después de eso. Cuando nos íbamos, la señora nos invitó a usar el porche de su casa cuando quisiéramos, y nos ofreció una reposera para poder ir a leer un libro al parque cuando lo deseáramos. Feliz, volví a casa.


Nuestro segundo destino fue encontrar otro parque hermoso, el Cromwell Park, donde encontramos un montón de estanques con patos, muchísimo verde, árboles perfectos para treparse y unos gazebos de estilo oriental super lindos! Hemos pasado un millón de veces por ahí desde entonces, y todavía no me canso de la belleza y la paz que transmite ese lugar! Cada vez que alguien me dice que en Hastings no hay nada, pienso en estos dos parques hermosos, y me siento convencida de que podría pasarme la vida rodeada de tanta hermosura.


Nuestro primer laburo

Un día después de haber llegado hicimos una llamada que nos dió una esperanza de conseguir laburo, y al día siguiente me levanté a las 8 de la mañana para hacer la llamada que nos conseguiría un laburo para el mismo día. Luego de correr a despertar a los chicos y prepararnos, salimos para nuestra inducción (charla de iniciación por así decir) para Watties, la fábrica donde estaban trabajando nuestros amigos :)
Luego de muchas idas y venidas, todo terminó en que los chicos empezaron a laburar ese mismo viernes, y yo que había conseguido el laburo me tuve que volver frustrada a casa (no sin antes ir a charlar con mi amigo el pato de la foto de arriba) porque tenía las uñas pintadas y por política de la empresa no estaba permitido!
Pero a fin de cuentas, conseguimos laburo en una fábrica de comida, turno de 8 horas diarias (de 2 pm a 10 pm) los 7 días de la semana.
Trabajos bastante monótonos en líneas de producción donde todo lo que hicimos fue ver frutas pasar por una cinta transportadora todo el día, y seleccionar las que estaban feas, mal cortadas, podridas, o lo que fuera. Así vivimos por 10 días consecutivos de laburar y laburar, donde el tiempo libre solo servía para comer y dormir (con algunas excepciones) hasta que un día, de pronto, terminó la temporada de duraznos y nos mandaron a todos a casa, no sin antes regalarnos unas tartitas y una porción de torta para que nos fuéramos contentos! jaja

El click...

Hubo un día que al llegar a la casa por la noche algo en mi cabeza hizo un click... fue un viernes por la noche, volviendo tarde del laburo, cuando me di cuenta que la casa estaba vacía, y en vez de alegrarme, sentí un vacío. En ese momento me di cuenta que esta casa ahora era mi casa, era un lugar al cuál, al menos por un tiempo, podía llamar hogar, y ese hogar esta lleno de gente que de momento, puedo considerar mi familia. Una familia de locos, de gente que a veces quiero golpear o revolear por la ventana, pero gente que en el fondo se que me cambiaron la vida, gente que aprecio muchísimo y con la que estoy compartiendo momentos únicos.
Me di cuenta que me invade una alegría enorme cuando veo el horno limpio y pregunto "Jess, vos limpiaste?" Y alguien me dice "No, fue Nico" o "No, fue Pame"; la misma alegría que me inunda cuando llegamos y la cocina esta impecable, las mesadas libres y Jesús nos dice "cociné para todos, así que ordené la cocina". La misma felicidad cuando una tarde cualquiera, de pronto alguien suguiere hacer tortas fritas y Facu compra harina y se pone a amasar y pide manos para ayudar en la cocina. La misma alegría que -aunque lo odiara- me invadía al escuchar la voz de Sebas a las 7 am cuando llegaban de laburar y empezaban a quejarse a los gritos del olor a duraznos de Watties.
Una casa llena de locos, pero locos copados, de locos lindos.


Un poco de diversión...

Y como no todo es trabajo, a veces nos divertimos...
El primer sábado que llegamos a casa, nos encontramos con la casa plagada de gente, birras por doquier, música a todo volumen y gente bailando en el pasillo... como somos gente tranquila, cenamos entre medio del lío, y nos fuimos a dormir.

Un par de días más tarde, me despierto 7 am con la cara de unos de mis amigos arriba mío diciéndome "Buen día, hay una fiesta en el parque!" Lo cuál terminó con unas 20 personas en el parque de casa de 7 am a 12.30 del mediodía, birras, música a todo volumen y más baile, jaja. En medio de todo esto, Jess en pijama y yo tomando un té y comiendo unas tostadas con manteca, pero como un baile no se le niega a nadie, nos prendimos un rato! Ni les cuento lo que fue ir a trabajar después de eso!

Esa misma noche cuando llegamos a casa, nos esperaban unas empanadas salteñas recién saliditas del horno por el cumple de Jesús, así que nos prendimos con la comida, bailamos otro poco, y como siempre, la música a todo volúmen y los golpes en la pared al canto de "la concha de tu madre Bob" (Bob es el indio que nos alquila la casa, jaja)

Esa misma noche, cuando ya estaba a punto de dormirme tirada en la cama, con Jess decidimos prendernos en la salida para ver que onda la noche kiwi, así que nos cambiamos a toda velocidad y salimos para "Cru Bar" (aparéntemente el único lugar para salir acá, jaja) donde bailamos "toda la noche" hasta que a las 3.30 am, hora y media después de que hubiéramos llegado, el bar cerró y nos volvimos a casa a dormir.

La noche siguiente, volvieron a sorprendernos con empanadas salteñas, pero esta vez de queso, por el regreso de dos de las chicas a la casa, por lo que nuevamente música, un poco de guitarreada, y a dormir tarde, jaja.

El día siguiente a quedarnos sin laburo, con la negra nos fuimos a disfrutar del Frimley Park, y estuvimos sacando muchas fotos, jugando en los juegos para niños de la plazita, y haciéndo las típicas cosas que hacemos cuando estamos juntas... boludeces!! jaja


Aprovechando el desempleo, con los chicos de la casa nos fuimos a un monte llamado "Te Mata" al cuál llegamos justo para la hora del atardecer por lo que pudimos ver un atardecer hermoso y super naranja de un lado del monte, disfrutar de la vista por unos minutos antes de que el sol terminara de bajar, pudimos además saber lo que se siente estar adentro de una nube ya que fuimos devorados por una, y finalmente vimos salir la luna -que más que luna parecía un sol- y disfrutar de la luna y las estrellas por un rato. Realmente una vista hermosa, muchísimas risas y un momento inolvidable con un grupo de gente maravilloso.


Además, fuimos a visitar a las chicas que se mudaron a su nueva casa, preparamos tortas fritas para llevar, y las chicas nos esperaron con torta de manzana, torta marmolada y mates, mejor imposible!

El fin de semana fue espectacular, el viernes salimos al bar a tomar algo y bailar un ratito (de 9 a 12), una noche llena de anécdotas y risas, y el sábado hubo una fiesta latina por lo que obviamente en Hapuku (nuestra casa) hubo previa a la fiesta, y después after party! La cantidad de risas que escuché esa noche no pueden contarse!

Y el domingo los chico fueron a jugar un poco a la pelota para pasar el rato a la tarde, así que con Jess acompañamos para estirar un rato, hacer un poco de gimnasia, de kung fu, y de siesting al sol, jajaja.


No lo voy a negar, estas salidas y el hecho de no tener que laburar... esta espectacular!! jaja
Pero bueno, ya en estos días saldremos de viaje nuevamente buscando nuevos horizontes y nuevos laburos para poder seguir en movimiento, para seguir conociendo gente maravillosa y seguir creciendo como personas, un poquito cada día. Pasito a pasito.-


[Fotos en su gran mayoría cortesía de Jesica Bavcar, el resto son sacadas por mi y me querido y fiel celular, jaja]

miércoles, 19 de marzo de 2014

Al fin en la tierra media...

Y bueno, después de unas dos semanitas en Nueva Zelanda, al fin puedo ponerme un poco al día con la vida y con el blog. Definitivamente tener una compu a mano no es tan simple como esperaba que fuera, y tampoco hubo tanto tiempo como para hacerlo. Así que heme aquí, desempleada, con tiempo, y con una compu robada (gracias Seba! jaja).

Nuestra llegada a Auckland

Después de haber perdido un día de nuestras vidas gracias al cambio de horario, de un viaje de unas 12 horas, de una cena y desayuno en el avión, de ver un par de pelis y dormir mucho... llegamos a Auckland!!
En el aeropuerto de Auckland

Llegamos bien de madrugada, a las 3.45 am, por lo que en el aeropuerto no había un alma! Pasamos por una ventanilla, nos pidieron visa, pasaporte, seguimos camino, un labrador divino nos olfateó de arriba a abajo, y listo, estamos en NZ disfrutando de nuestra WHV!!
Salimos del aeropuerto, nos tomamos una super shuttle y antes de las 6 am ya estabamos en el Newton Lodge, esperando que la recepción abriera, lo cual era recién a las 8 am. Fueron dos horas larguísimas en las que dormimos tirados en los sillones en medio del pasillo buscando una posición relativamente cómoda y viendo a la gente ir y venir de un lado a otro. La gente acá se levanta demasiado temprano y hace demasiado ruido u_u

Una vez abrió la recepción, nos guardaron los bolsos y nos avisaron que nuestra habitación estaría lista recién a las 2 de la tarde, así que usamos le wifi gratis del hostel un ratito para avisar a casa que habíamos llegado bien, y salimos rumbo al centro.
Ir al Vodafone y comprar una línea nueva fue un trámite de unos 5 minutos, después de eso hicimos averiguaciones por el IRD, la cuenta bancaria y demás. Y quizá lo más importante, tuvimos que buscar hostel para la noche siguiente dado que gracias a la demora del vuelo habíamos perdido la segunda noche de alojamiento. Por suerte en el Choice Plaza que está atendido por un argentino, tuvimos la suerte de que nos hicieran un lugar. El resto fueron solo averiguaciones por el momento, y de vuelta al hostel a comer algo. Compramos unas sopas instantáneas de camino, y voilá, almuerzo rápido en unos segundos.
La cocina del hostel era divina, amplia, limpia, bastante ordenada y bien equipada. La gente super buena onda, todos extranjeros, alemanes, franceses, holandeses y muuchos asiáticos! La verdad que es un hostel que me gustó muchísimo, aunque es un piso pequeño, es super acogedor y muy familiar.
Una vez nuestra habitación estuvo lista, el jet lag hizo presencia y caímos rendidos en la cama hasta la hora de la cena, donde fuimos a comprar algo al mercadito de la vuelta y terminamos comiendo fideos otra vez. Y como el jet lag es tan tremendo, al toque ya estábamos durmiendo una vez más.

A la mañana siguiente nos levantamos a  las 8 am, desayunamos, y salimos para el Choice. Mandamos un par de mensajes buscando laburo sin suerte, y estuvimos a punto de ir a hacer woofing en Coromandel pero al final no hubo suerte. El resto del día fue dar vueltas por el centro, seguir con averiguaciones y pasar dos horas sin respiro frente a una computadora buscando alojamiento y transporte porque teníamos que movernos. Tengo que admitirlo, fue un poco estresante!
A fin de cuentas, al día siguiente a las 9 am nos tomamos un micro (previo a que casi lo perdemos porque Fede salió tarde, tuvimos que dejarlo en el camino y hacer que el chofer lo esperara un toque para que no perdieramos el viaje, uff!) rumbo a Napier!


Napier, la ciudad del art deco

¿Qué decir de Napier? Es una ciudad hermosa, donde descubrimos unos paisajes alucinantes, y creo que las fotos seguramente hablen mejor que yo. Pasamos en Napier unos cuatro días en los que recorrimos todo, buscamos laburo sin muchas ganas ya que no teníamos demasiadas intenciones de quedarnos, y disfrutamos a full cada segundo del día.
Una vez pasadas las 4 pm, Napier se convierte en una ciudad fantasma. No hay gente en las calles, los locales están todos cerrados, y lo único que uno escucha es el rugido de mar de fondo y el canto de las gaviotas. No puedo explicar de cuentas formas es hermoso ese lugar.
Pasamos nuestra estadía el en Art House Backpacker, un hostel bastante nuevo, super lindo y ordenado, siempre muy limpio, con ambientes amplios y hubicado frente al mar.


Algún día escribiré con más esmero sobre este hermoso lugar, por el momento dejaré que las fotos hablen por mí....
 Art deco


La ciudad desde el monte.
C

Realmente un lugar que vale la pena recorrer con algo de tiempo para no perderse ninguno de los hermosos paisajes!

Nuevo hogar en Hastings

Después de pasar una semana rondando por el mundo sin saber donde íbamos a estar al día siguiente, llegamos a nuestro nuevo hogar en Hasting... y siento que no puedo escribir sobre Hastings en este mismo posteo, porque vino a ser como un mundo aparte...
Así que solo voy a decir que en Hastings encontramos ilusiones y desilusiones, una banda de gente loca, gente que primero quisimos ahorcar y después abrazar, en Hastings encontramos laburo en una fábrica que más que fábrica parecía una prisión, y luego perdimos ese laburo y quedamos a la deriva una vez más, donde estamos ahora, viendo hacia donde ir...