De pronto Holly se transforma en el amo y señor de mis días. Amanezco cada mañana bien temprano y si no me manda un mensaje a las 7 de la mañana ya le estoy escribiendo para saber si tiene trabajo ese día. Afortunadamente, la mayoría de las veces si tiene, y siempre me manda a un lugar distinto y así es como empiezo a conocer Christchurch de punta a punta.
Trabajo en el Canterburry club como mesera, donde accidentalmente -y no por culpa mía- termino tirando una copa entera de vino tinto encima de una señora, y otra más encima mío, ¡alto desastre! Por suerte la señora solo se ríe porque fue su culpa y no la mía, e incluso me pide disculpas. Yo paso el resto de la velada evitando su mesa y tratando de estar lo más lejos posible.
Al día siguiente trabajo en una cocina como ayudante de cheff, preparando tablas de picadas, cocinando unos rolls con panceta y ayudando con la limpieza general del lugar. El mismo día a noche me mandan de mesera a un restaurant nuevo super lindo, donde incluso tengo que tomar pedidos y procesarlos por computadora. Me doy cuenta que realmente soy mucho mejor de lo que esperaba, y me enorgullezco de mi misma. Cuando termino mi turno los jefes del lugar charlan conmigo por un rato y me dicen que les encantaría poder contratarme, pero que al ir por agencia es imposible. De todas formas el dueño es amigo de Holly y me dice que va a hablar con ella para ver si me puede conseguir un trabajo más fijo. Yo, feliz de la vida.
El fin de semana me mandan a un resort en las afueras de la ciudad -en medio de la montaña-, super lujoso. Una vez más trabajo como mesera, esta vez el trabajo es sencillo y hay otras 4 o 5 Argentinas trabajando conmigo así que el tiempo se pasa rápido.
Y de pronto un sinfín de emociones... Me ofrecen -desde la agencia- trabajo permanente en un hotel, me ilusiono, soy feliz, se cancela todo a última hora, me deprimo, lloro, me enojo, puteo, sobrevivo. Durante la semana trabajo en un hogar de ancianos, en la cocina nuevamente, en el Casino lavando platos, en otra cocina lavando platos -donde me dan el mejor almuerzo que haya probado hasta el momento y me invitan a comer sentada en el restaurant cual cliente-, en un recital donde sirvo bebidas en el kisoko, de cajera en el 'kiosko' en un partido de rubgy, y en el asilo nuevamente, pero esta vez lavando ropa y sábanas.
Lavando platos en el asilo de ancianos
Arriba: foodstuff. Abajo: Comida en Spectators
"Clean time"
Lavando la ropa en el asilo :)
Cuartos de los viejitos ^-^
Para sumar un poquito de felicidad... ¡con Fede nos compramos unas bicis!
Y a la semana siguiente entro a trabajar medio fijo en un hotel trabajando para housekeeping donde estoy por dos semanas. El trabajo es muy duro, trabajo con Ana quien me entrena en el arte de hacer camas super tirantes, y limpiar espejos y mamparas de ducha para que queden impecables, a pulir las canillas para que no tengan ni una marquita de agua, a poner todo en su perfecto lugar.
Cuando va terminando la semana mi espalda no quiere saber más nada con tender camas, y gracias a Dios llega LA noticia... El trabajo que fue pero no pudo ser, vuelve a ser una vez más. Me re-ofrecen el trabajo en el hotel, y de pronto empiezo a trabajar en el restaurant Bloody Mary's del Rydges Hotel como lavaplatos y ayudante de cocina. ¡Empieza una nueva etapa!
Cuántas experiencias que no te vas a olvidar en tu vida !! Estoy muy orgullosa e vos !!
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