viernes, 27 de junio de 2014

El famoso monte de Mount Maunganui... y más.

Y un día llovió (si, otra vez) y recibimos a la mañana un mensaje de texto de Amit invitándonos al monte, así que nos cambiamos, armamos las mochilas y partimos. En diez minutos de viaje ya estábamos en el monte donde nos encontramos con Amit para emprender la subida.
No tengo mucho más para decir a que fue una tarde grandiosa. La lluvia nos estuvo asechando a todo momento, pero a pesar de que mis pulmones no daban a basto y del dolor corporal –sumemos que fui con ojotas, bad choice!- pudimos llegar hasta arriba de todo para disfrutar de una vista maravillosa. Podría intentar describir el paisaje, pero nunca le haría justicia, así que me parece que lo mejor será contar nuestro día mayormente con fotos.


Una vez arriba encontramos un punto donde la vista era quizás aún más maravillosa. Solo nosotros, respaldados por el monte de un lado, y con toda la vista a la ciudad desde el otro, el mar meciéndose suavemente con el viento y las gaviotas volando a la distancia.


Luego de relajarnos un rato emprendimos la bajada, pasando por paisajes hermosos  y llegando nuevamente hasta la costa. Debo decirlo, la playa del Monte es hermosa –a pesar de que en esa zona, huele bastante mal, jaja-.


Una vez en la costa decidimos seguir caminando otro poco hasta una península que estaba cerca, donde se supone que hay pingüinos pero no vimos ninguno. Cuando llegamos hasta la punta nos agarró la lluvia, así que volvimos medio a las corridas y cada uno siguió su camino finalizando así una linda caminata.


Al día siguiente, (si, otra vez sin trabajo) fuimos a la playa un rato con la negra y para compensar el hecho de que no habíamos visto pingüinos en la península, nos encontramos uno en medio de la playa apenas a unos metros de casa! Después de que la negra volviera corriendo a casa y yo me quedara ‘cuidando’ del pingüino, sacamos un par de fotos y finalmente seguimos camino por la playa hacia el lado del monte. Recorrimos la playa juntando caracoles ya que la tormenta había traído todo tipo de cosas, y en el camino además nos cruzamos con el arqui que también había decidido salir a dar una vuelta.




Cuando estábamos lo más lejos posible, mandaron un mensaje los chicos que iban a ir a escalar así que nos pegamos una corridita hasta casa y ahí no más fuimos para “The Rock House”, una especie de galpón donde hay paredes para escalada, y un lugar donde hacen parkour y también telas.


Así fue que el arqui, Faca y yo pagamos por un día de escalada y pasamos un buen rato intentando aprender (gracias Faca por tus enseñanzas! Jaja) y trepando un poco de acá para allá. Siendo fiel a la verdad… al otro día me dolía TODOOO!! Pero fue divertido y valió la pena! :D




Pasando a otros buenos momentos (que siempre incluyen comida), vale mencionar mis ahora famosas medialunas que alegraron algunas de nuestras tardes cuando el antojo de algo dulce ya era insoportable! Los brownies de Jess que fueron de las mejores cosas que hemos comido estando acá, los panes saborizados de Nico y Faca, y las maravillosas tortas fritas de Faca que siempre aparecen para alegrar nuestras tardes de lluvia! :D


Y creo que olvidé mencionar uno de los eventos más maravillosos de todos… nos compramos un autoooo!!!!!!!! Un hermoso Honda Accord bordó que debo admitirlo, me hace muy feliz <3
}


No hay comentarios:

Publicar un comentario